Último Encuentro: 05 de Noviembre de 2012, 21.10 hrs.
Marsella 1 - Titans 2.
Cuando la suerte no está ahí…
Anoche fue uno de esos momentos dónde se ve truncada una
ilusión. Los Marsellos buscábamos levantar otro título, pero esos malditos amantes llamados Fortuna y Destino tenían
otros planes. Todo empezaba con una fría y lluviosa noche en la que los de
Azul y Cuadros comenzaban el encuentro con Diego en el arco, Nico y Sencho en
defensa, Iker, Doc y Chur en medio y Niño en punta contra unos Titans que
llevaban a su cuadro de lujo. Debido al tráfico llegaron después Chags, Pata
Bendita y Pipo a un encuentro cerrado, tenso, con la calidad digna de una gran
final, que empezaba a balancearse a los 6 minutos con un peligroso pase a
profundidad que el Gallo, delantero Titán definía elegantemente ante la salida
de Diego. Uno a Cero en contra de Marsella y a remar.
Pero Fortuna se había vestido de Rojo y Negro ese día, y entre fallas de goles cantados, atajadas sobresalientes del pinche Javi y un encuentro parejísimo se escurría la primera mitad. Faltando 10 segundos en el reloj, Diego “el Torero” Procuna recibió un balón en su propia área, y sin dudarlo dos veces lanzó un bazookazo de despeje tendido, un quemante misil Scud que con efecto de hoja seca terminó anidándose en el ángulo de la cabaña de los Titans. Gol de Arquero, gol que daba fe a los Marsellos y que emparejaba el marcador a un segundo de concluir la primera mitad.
La segunda mitad comenzó con un Marsella más punzante y ofensivo, que volvió a generar opciones de gol que por poco logran empujar Chur, Niño y Doc respectivamente, pero nadie contaba que el arquero rival iba a salir en su noche, en los mejores 40 minutos de su carrera, en su noche de gloria. Marsella empujaba y trataba a como diera lugar, pero la muralla Rojinegra estaba más que edificada. Y una vez más el puto destino jugaría una mala pasada a los nuestros, cuando en un desafortunado accidente Marsella marcó en propia puerta. La noche, y la puta muralla Rojinegra se veían más densas que nunca...
Marsella trató por todos los modos, disparos de fuera, combinaciones, paredes, pero el pinche Javi, arquero rival rozaba en lo apoteósico, y sacó disparos con marca de gol de Beto, Niño y sobre todo uno de Pipo que todos cantábamos dentro. Parecía que ni siquiera jugando media hora más Marsella anotaría a pesar de ser dueños del balón la segunda mitad.
El pendejo de Destino y la puta de Fortuna dijeron desde antes que ni madres, así que nada que hacer.
Pero Fortuna se había vestido de Rojo y Negro ese día, y entre fallas de goles cantados, atajadas sobresalientes del pinche Javi y un encuentro parejísimo se escurría la primera mitad. Faltando 10 segundos en el reloj, Diego “el Torero” Procuna recibió un balón en su propia área, y sin dudarlo dos veces lanzó un bazookazo de despeje tendido, un quemante misil Scud que con efecto de hoja seca terminó anidándose en el ángulo de la cabaña de los Titans. Gol de Arquero, gol que daba fe a los Marsellos y que emparejaba el marcador a un segundo de concluir la primera mitad.
La charla en medio tiempo fue motivante e inspiracional, con un Marsella decidido a sacar el partido, pero el pinche Destino y su fácil amante Fortuna ya lo habían decidido desde antes… |
La segunda mitad comenzó con un Marsella más punzante y ofensivo, que volvió a generar opciones de gol que por poco logran empujar Chur, Niño y Doc respectivamente, pero nadie contaba que el arquero rival iba a salir en su noche, en los mejores 40 minutos de su carrera, en su noche de gloria. Marsella empujaba y trataba a como diera lugar, pero la muralla Rojinegra estaba más que edificada. Y una vez más el puto destino jugaría una mala pasada a los nuestros, cuando en un desafortunado accidente Marsella marcó en propia puerta. La noche, y la puta muralla Rojinegra se veían más densas que nunca...
Marsella trató por todos los modos, disparos de fuera, combinaciones, paredes, pero el pinche Javi, arquero rival rozaba en lo apoteósico, y sacó disparos con marca de gol de Beto, Niño y sobre todo uno de Pipo que todos cantábamos dentro. Parecía que ni siquiera jugando media hora más Marsella anotaría a pesar de ser dueños del balón la segunda mitad.
El pendejo de Destino y la puta de Fortuna dijeron desde antes que ni madres, así que nada que hacer.
Es cierto, se escapó el título con el pitazo final.
Se esfumó un sueño y se truncó una ilusión.
Pero también es cierto que se construye un mejor equipo, un
Marsella más sólido y conjuntado, que sin duda se levantará como Ave Fénix y
volverá a estar en la final el próximo torneo. Sólo entonces dependerá de
nosotros levantar el trofeo de campeón.
Se lo debemos a nuestros colores, se lo debemos al Marsella FC.
Se lo debemos a nuestros colores, se lo debemos al Marsella FC.
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